Invertir en traducción

El gasto en traducción no es un coste sino una inversión pero se puede incurrir en costes, si las cosas salen mal

Este artículo sostiene que el dinero que las empresas destinan a servicios de traducción e interpretación no debe considerarse un coste sino más bien una inversión. Y, como ocurre con toda inversión, en el caso de la traducción tendremos que analizar también los riesgos que plantea, los flujos de efectivo que puede generar y el posible valor de reventa que nos ofrece.

Riesgos

Los principales riesgos que encara una empresa a la hora de contratar servicios de traducción son: confiar en cualquier persona que hable los idiomas en cuestión y no recurrir a traductores profesionales; encargar la traducción de textos especializados a personas no expertas en el sector; no establecer un flujo de comunicación adecuado informando al profesional sobre la empresa, sus objetivos y el contexto específico del encargo; o no fijar un plazo adecuado para la ejecución del trabajo.

 

Para evitar dichos riesgos, debemos:

 

  • acudir a profesionales, de igual manera que cuando estamos enfermos acudimos a un médico y no a un veterinario;

 

  • confiar la traducción de los textos especializaos a profesionales no expertos en la materia. Un contrato debe ser traducido por un profesional que conozca las particularidades de los dos ordenamientos jurídicos implicados, su legislación y sus usos. Lo mismo ocurre con una campaña publicitaria, que exigiría un conocimiento muy amplio de ambas culturas y las especificidades de los distintos canales, o con un manual de uso de maquinaria pesada, que requiere conocer la terminología técnica, a fin de que los textos traducidos cumplan su función ante el público objetivo;

 

  • crear una vía de comunicación abierta y bidireccional con los profesionales de servicios de traducción para informarles sobre las singularidades de la empresa, el contexto específico del encargo y los objetivos perseguidos, de modo que puedan tenerlos en cuenta en su proceso de trabajo.

Flujo de efectivo

Una buena traducción puede generar importantes flujos de efectivo como serían los ingresos obtenidos con obras traducidas en todo el mundo por parte de los grupos editoriales, las ventas en un nuevo mercado al que se ha accedido gracias a la tramitación en tiempo y forma de la documentación requerida en la lengua de destino o las ventas generadas por una campaña de publicidad que haya funcionado correctamente en un mercado exterior.

Valor de reventa

Todos los materiales traducidos que vayan acumulando las empresas a lo largo de su trayectoria en el ámbito internacional son parte de su activo. Los derechos de autor, distribución y publicación, así como los derechos sobre traducciones de las grandes editoriales son activos intangibles. Por lo tanto, si una editorial se vende o integra en un grupo empresarial más amplio, el precio de adquisición se fijará teniendo en cuenta ese haber.

 

Por otra parte, los objetivos alcanzados por una empresa gracias a la ayuda de los profesionales de la traducción (entrada en nuevos mercados, decisiones favorables en procesos judiciales de ámbito internacional, ventas en el exterior, etc.) también incrementarán su valor en el mercado, de modo que podríamos considerarlo un valor generado indirectamente por dichos servicios.

 

En el lado opuesto, estarían los costes que genera un mal servicio, en el mejor de los casos, sería la nueva contratación del mismo cuando los errores se detectan a tiempo y, en el peor, el pago de elevadas indemnizaciones por daños y perjuicios.

 

En 2009, el banco HSBC puso en marcha una campaña para cambiar su imagen corporativa que le costó 10 millones de dólares. El objetivo era reparar los daños ocasionados por una mala traducción del eslogan Assume Nothing (No dé nada por supuesto/sentado), que se tradujo en muchos países al idioma local con el significado Do Nothing (No haga nada). Esta traducción errónea instaba al consumidor a actuar de forma diametralmente opuesta a como el Banco pretendía, es decir, no hacer nada en lugar de consultarles a ellos las cuestiones económicas. Al coste de la traducción original de ese lema, habría que sumar el coste de oportunidad que supuso no alcanzar los objetivos (no captación del negocio previsto), más el coste de esta campaña para reparar los daños a su imagen y reputación. De este modo, la cifra superaría los 10 millones de dólares. A continuación se incluyen varios artículos del Financial Times que recogen la noticia.

Al igual que cuando invertimos, buscamos el mejor asesor, cuando necesitamos una traducción, debemos recurrir a un buen profesional que actúe como consultor en la materia. Ayudamos a las empresas a lograr sus objetivos comerciales y, para que eso sea posible y el dinero que las empresas invierten en nuestros servicios reporte el rendimiento esperado, siempre hay que apostar por profesionales especializados y mantener una comunicación abierta y clara. Así, los profesionales de la traducción y la interpretación se convertirán en los mejores aliados en las relaciones exteriores, consultores indispensables y pieza clave del tráfico mercantil internacional.

 

Para encontrarnos, es recomendable consultar los directorios de las asociaciones profesionales, que exigen a sus miembros cumplir unos requisitos para ser admitidos y suelen regirse por un código de conducta o código deontológico, lo que supone una garantía para el cliente. En la siguiente tabla se incluyen algunas de las principales asociaciones de profesionales de España y Europa:

 

 

 

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